Pensaba una tarde cómo al crear ritos y objetos sagrados les proveemos luz. Una luminosidad especial que emerge desde adentro de uno mismo y del objeto, convirtiéndolos en símbolos con capacidad de acceder a arquetipos, en lo mas profundo de nuestra consciencia: el ADN de la conciencia, y así, iluminar o activar nuevas sendas neuronales o arquetipales, para mejorar.

Nos detenemos a temer y admirar la grandeza de la naturaleza. También podemos dejar que penetre en la psiquis. Una tarde de verano entré al bosque en soledad, en silencio, me acomodé recto y tranquilo bajo un árbol frondoso y sentí el cambio de temperatura mas fría y ese olor a tierra húmeda, aun en verano.

Escucho los sonidos del bosque, al viento que mueve las ramas entre los árboles, una lagartija que mueve ruidosamente las hojas en el suelo, el canto rítmico de un ave, observo mi entorno, dejo que la energía del lugar penetre mi alma-- como si fuera un bálsamo sanador para aliviar el dolor de un duro golpe.

Feliz y agradecido de la vida, por el árbol cuya sombra fresca me cobijó, los animalitos que hacían música con sus ruidos y sonidos, y a la tierra misma por ese bosque espeso, fuente de vida para todos los seres vivos.

Luego puse atención a mi propósito y mis emociones, en un espacio de serenidad mental. Encontrar tu senda sagrada, tu diseño original, tu ADN, requiere de: 1.- enfoque, 2.- redescubrirte, 3.- un nuevo accionar en tu mente visualizando y creando el futuro deseado en el presente, en tu mente, y asumiendo tu nuevo rol desde ahora mismo, desde ¡ya!. Este método me ha llevado a descubrir que: ocuparme de mi propósito, mi vocación, con mucho espíritu positivo, me lleva a hacer felices a otros para serlo también yo.

La senda sagrada nos lleva a descubrir cómo ser mas humano o ser mas consciente. Ser un faro de luz en el mundo. Para ello, debemos salir de la enfermedad del sueño, o sea de la inconsciencia, de vivir sin pasión, sin motivación, indiferente a los problemas de otros. Cuando cumples con tu propósito llenas tu alma de gozo porque nutres-- y esto es sagrado.

Carpe diem

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