122. Soñando Mi Patria
- Alejandro Bolaños Davis
- 16 feb 2023
- 6 Min. de lectura
Un elemento clave para entrar en una nueva época en Nicaragua es desarrollar un auténtico proceso de convivencia entre nosotros los nicaragüenses. Algunos llaman a esto: vivir una visión de nación; conectarnos con el espíritu de la patria.
¿Cuál es el sueño del nica? Si definimos este sueño sólo en términos económicos (progreso económico, empleo) nos quedamos chiquitos. Si nuestro sueño se reduce a la generación de riqueza económica, o el dinero, demostramos valores exclusivamente materialistas. Pero si nuestro sueño es la paz y la libertad, entonces lo más importante no es lo material.
La convivencia es un retorno a nuestra nicaragüanidad, es un proceso espiritual. En este proceso de reencontrarnos nos interconectamos con la totalidad y con uno mismo. Por ello, enfocamos nuestra energía en lo que nos une, no en lo que nos separa.
Este tema no puede ser catalogado como “científico”. No contiene estadísticas, ni estudios analíticos, en el que se disecta y se reduce la realidad en pedazos para poder aplicar el método científico. El método científico es mucho más pequeño que la realidad total. El enfoque en este tema requiere de un método holístico, más allá de lo científico. La esencia de una comunidad es inherentemente holística. Una comunidad conviviendo en paz y estabilidad es demasiado grande para definirla con exactitud.
Existen muchas definiciones de una comunidad y ninguna la describe exactamente.
Este tema es esencialmente virgen, inexplorado aun, y además difícil de estudiar científicamente. Los líderes de las organizaciones existentes (públicas y privadas) no están aun socialmente conscientes, tienen “un vacío mental”, un hoyo en la mente, no conciben la importancia de destinar los recursos necesarios para ahondar este tema de “convivir en comunidad” con rigor científico.
Algunos dirán que dirigir una empresa con auténtico espíritu de servicio a los demás y con intención de contribuir al desarrollo de la nación no es realista o práctico. Que las empresas existen para generar utilidades a los accionistas y punto. Todo lo demás no es práctico.
¿Qué es ser realista o práctico, preguntamos?. No decimos que servir o amar a los demás sea práctico, pero sí decimos que es bueno. No conocemos ningún pasaje de la Biblia, ni de ninguno de los grandes libros de la humanidad que nos diga hacer lo que es práctico. ¿Qué es ser práctico? ¿Será únicamente pensar en las estadísticas (punta del “iceberg”)? ¿Será ser materialista? ¿Será ser corto placista? ¿Será acaso sólo pensar en uno mismo y en tu beneficio personal material sin importar la situación de los demás? ¿Será esa mentalidad suma cero, en la que yo gano y que los demás pierdan? ¿No será que eso de ser práctico (sólo pensar en una parte de la realidad, o en uno mismo) es lo que nos tiene postrados como nación?
Pudiéramos darle otro sentido a “ser práctico” o pragmático. Ser práctico o realista para ver más allá de lo inmediato. Para ver o apreciar lo que tiene mayor valor en el largo plazo. Práctico es ver la realidad total (la dimensión humana-espiritual) y no-solo una parte de la realidad (la dimensión material). Es procurar que el desarrollo sea holístico y sostenible en el tiempo en lugar de incompleto o parcial. Asegurar que tus hijos sean queridos y tengan permanencia y estabilidad en el lugar donde crecieron y que no tengan que salir huyendo por causa de guerras intestinas entre hermanos. Eso es ser práctico.
Creo que todos nosotros tenemos la semilla para desarrollar nuestro máximo potencial. Por ahora, solo puedes dar lo que eres y tienes. ¿Qué eres? Solo puedes dar lo que puedes articular con tu nivel actual de conciencia... ¿Cómo es tu conciencia? Conócete a ti mismo y descubre tu nivel de conciencia, descubre quién eres y cómo eres, y aprende a vivir contigo mismo primero y a desarrollarte para poder luego convivir en comunidad y en interdependencia con los demás.
Necesitamos transformar nuestro sentido de conciencia nacional. Que somos una comunidad única, con una identidad propia, amante de la paz y la libertad, digna, queridos y admirados por el mundo entero.
¿Quiénes son los actores sociales que tienen mayor capacidad para influenciar, educar, y contribuir hacia la adopción de valores de colaboración y de aprecio a la diversidad?
Las organizaciones privadas y públicas ademas de las escuelas, colegios academias, institutos, etc. Y todos nosotros aquí presentes de una u otra forma estamos ligados a esas instituciones y/o empresas y con el ser humano que labora en esas empresas.
Las organizaciones tienen el potencial de restaurar el sentido de comunidad a nuestra fragmentada sociedad. Hace unos siglos la iglesia hizo esa labor. Pero los tiempos han cambiado. Las organizaciones ahora son muy grandes, ya no son las organizaciones familiares de los siglos pasados. Ahora existen las corporaciones, empresas grandes con sucursales en todo el país y hasta multinacionales.
Conformar comunidades en los lugares de trabajo en nuestros tiempos actuales, mas que una posibilidad es una necesidad esencial. Esencial no significa que ahora las empresas deben ser centros altruistas para curar las enfermedades sociales. Esa nobleza de sacrificio no es parte de este llamado. Al contrario, las empresas deben convertirse en comunidades de aprendizaje para ser más creativas, competitivas y productivas en este mundo turbulento y aceleradamente cambiante.
Los auto-llamados pragmáticos o realistas dirán que no es posible que las empresas puedan promover el espíritu comunitario entre sus miembros. Que los humanos somos por naturaleza competitivos. Que las guerras siempre han existido y siempre existirán. Que así es la naturaleza humana. Así es la realidad y mejor aceptarla tal como cual.
Pero a los llamados pragmáticos o “realistas” se les olvida que no hace mucho lo que ahora llamamos corrupción era práctica común y aceptada entre los empleados públicos. Era el “modus vivendi”. Hoy es inaceptable. Que hace tres generaciones las mujeres no podían votar. Tampoco podían votar los hombres que no poseían alguna propiedad. Que hace menos de 20 años parecía un sueño imposible viajar al planeta Marte.
La humanidad ha logrado hacer transformaciones importantes y no gracias a los que dicen ser prácticos, sino a gracias a los idealistas que creyeron en la potencialidad humana de hacer transformaciones fuera de serie. Los que creen que “si es posible”.
Son los idealistas los que hacen posible “lo imposible”..., porque nunca fue imposible. Esta es la realidad central del ser humano que nos separa de los animales. Es nuestra capacidad de romper con el pasado para crear nuevas formas. Eso trae a la memoria un pensamiento que dice: “aquel que dice que no se puede no debe interponerse en el camino de los que lo están haciendo”.
Hacer transformaciones no necesariamente es fácil. Un romántico cree que las transformaciones humanas son fáciles. Y no necesariamente lo son. Porque en lo general, tendemos a resistir lo que más necesitamos. Y esto es tan real como nuestra capacidad para transformarnos.
La transformación, a diferencia del cambio tradicional sin embargo, es una opción personal... Vos decidís si querés cambiar... Vos decidís si querés ver de una manera distinta la realidad que te rodea... Vos decidís si querés ver lo que te une a los demás o si querés ver lo que separa de los demás...
Las personas y organizaciones más visionarias han descubierto el valor del espíritu de convivencia en comunidad, en el que los trabajadores, los consumidores y los proveedores se sienten parte de algo significativo e importantes. Será que esta iniciativa esperanzadora se empieza a manifestar en Nicaragua, apenas perceptible quizá, hacia compartir un sueño común, y protegernos entre nosotros los miembros de una misma comunidad para convivir en paz y fraternidad. Es un regreso a la moral y la cívica, a respetar la naturaleza y a los demás. Un regreso al civismo y la urbanidad. Un clamor hacia la honestidad y el servicio a los demás. Es la práctica moral.
Las organizaciones tienen capacidad y recursos para influenciar y educar a los miembros que permanecen en ellas mas tiempo incluso que en sus mismos hogares. Las organizaciones siempre han sido instrumentos poderosos para conformar las creencias y valores sociales. Los valores organizacionales tradicionales del individualismo feroz, competencia, control, centralización del poder, y generación de riqueza personal (ganar- perder), eran funcionales quizá cuando el mundo era menos cambiante y más predecible.
Ahora que el mundo vive en una especie de caos, pandemias, turbulencia ambiental, o cambios acelerados y discontinuos, son otros los valores que ofrecen mayor utilidad o ventaja a las organizaciones: la práctica moral, la convivencia, la cooperación y el trabajo en equipo se vuelven indispensables; el empoderamiento o la distribución del poder a los miembros de la empresa para responder más rápida y efectivamente a los clientes es una necesidad; el espíritu de servicio al cliente para asegurar su plena satisfacción es elemental; desarrollar relaciones de confianza con los empleados, proveedores y clientes, para crear riqueza total en toda la comunidad, y no solo para uno en lo personal, es fundamental para crear algún sentido de lealtad, estabilidad y permanencia.
Ahora bien, si las organizaciones ya están conscientes de lo anterior, que necesitan de estos nuevos valores de colaboración, empowerment, y servicio, para ser más productivas y rentables, ¿por qué no ir un paso más allá? ¿Por qué no dar un pasito más y utilizar su esfuerzo más conscientemente y efectivamente para crear intencionalmente comunidades en convivencia y aprendizaje que las haría aun más productivas y rentables por un lado, y por el otro lado, ayudaría también a inculcar hábitos de comportamiento positivos en beneficio de la sociedad más amplia?
En lo personal, creo que las organizaciones nicaragüenses tienen una gran responsabilidad de hacer lo anterior, tanto para cumplir con su misión de generar riqueza, utilidades, crecimiento, y desarrollo, como también para contribuir a la sociedad más amplia y nuestra nación.
¿Cómo hacer lo anterior? Nos toca diseñar juntos el futuro, ahora en el presente.

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