90. El Líder y la Ética.
- Alejandro Bolaños Davis
- 8 ago 2021
- 5 Min. de lectura
Reconocemos que todo ser vivo desea ser feliz y no quiere sufrir. Por ende, es inmoral y poco práctico buscar la felicidad de uno solo sin considerar las aspiraciones de todos los demás que nos rodean como miembros de la familia humana. El camino de la sabiduría es considerar a los demás al buscar nuestra propia felicidad. El 14vo Dalai Lama
En la medida que actuamos juntos en nuestra realidad nacional la identidad de nuestra patria crece y evoluciona. ¿Queremos a Nicaragua? ¿Cada uno de nosotros organiza su trabajo desde el mismo sentimiento compartido de lo que es verdaderamente importante para todos?
Esta indagación nos ayuda a descubrir nuestra visión generadora de energía y pasión. Y formulamos así, con inspiración y en convivencia gestionando lo que podemos llegar a ser en nuestra realidad nacional. Al visualizar juntos ese lugar podemos decidir lo que queremos ser ahora – nuestro “hilo azul”. Y recuerda, tú debes ser el camino que quieres ver en los demás.
¿Puede ser ético un líder-corrupto? ¿Puede existir la ética en un sistema inmoral? Los Líderes inmorales demandan un comportamiento ético de sus seguidores. El problema sucede cuando su propio comportamiento desdice y contradice lo que dice y hace contra lo que exige a los demás.
Una definición operativa de la ética es demostrar un excelente comportamiento, honesto e íntegro fundamentados en una moral específica. La ética es cómo se aplica esa moral en la práctica. Es cumplir y hacer cumplir lo que se dice, se acuerda, sin contradicciones. Es el método de operar, sin violentar los estándares de moralidad propios de la cultura particular del grupo o civilización. Mientras mas sólido sea el comportamiento ético, más confiable será un líder para sus seguidores.
La ética surge, emerge de la moralidad. La moralidad determina la ética en la práctica. Son las acciones basadas en las creencias profundas de lo que es bueno y malo, lo correcto o incorrecto a hacer cuando se actúa. La moral es una filosofía personal que provee esa consciencia de lo bueno o malo. Esto afecta el pensamiento y define el carácter de cada cual.
La ética se puede medir en una escala donde un extremo es lo absolutamente bueno y malo definido por la iglesia, o la ley, o cualquier grupo, o tu conciencia, y el otro extremo es la anarquía que rechaza la idea de que exista algo inherentemente bueno o malo. La filosofía es que si funciona está bien. Si se siente bien uno al hacerlo, pues hágalo. La ética se torna en algo emocional, espiritual, e intelectual. Esta realidad de la vida presenta paradojas que confunden, molestan e irritan y que debemos superar como personas y como nación.
Para ser un buen líder se necesita una buena dosis de ética, que guíe a la persona y a la nación. Fundamentado en esa ética debe trasmitir mensajes muy claros, generadores de confianza y lealtad. Las actitudes y acciones de las personas deberán de concordar con esa ética, y en especial por la o el mismo líder y cómo usa el poder, de lo contrario, colapsaría el contrato social contraído con sus seguidores, reduciendo su habilidad para crear confianza y lealtad para lograr algo.
Gobiernos y empresas definen sus estándares éticos. Exigen honestidad e integridad. También crean reglas o leyes y regulaciones bajo las que operan. Pero eso no es suficiente. Esos manuales y políticas son imperfectas, requieren del buen juicio-ético para su aplicación. Sin ética, aun en la guerra, aunque un líder gane, pierde, puesto que disminuye su poder personal y capacidad para tener éxito. Para poder persistir en el mediano o largo plazo en algún cargo de poder el líder debe ser ético.
Existen líderes capaces de formar sistemas con equilibrio entre la responsabilidad social y ganar poder, riquezas u otra cosa. Los intereses personales y la responsabilidad social pueden coexistir cuando se opera con altos estándares éticos y con compasión. No es algo fácil. La diferencia entre lo legal y lo ético es algo confusa. Y las circunstancias jalan hacia la solución fácil que no necesariamente es ético. También, no actuar cuando se debe, o enjuiciar a otros, puede ser tan falto de ética como la supuesta acción y hasta más catastrófico.
Un buen líder asume posición en una causa con firmeza, no puede ser blandengue. Posee mente abierta a nuevas ideas. Puede coexistir y convivir con sus adversarios en un marco ético de respeto a las diferencias. No puede ser enjuiciador de otros y menos contra sus seguidores, pues los pierde y deja de ser alguien efectivo, incapaz de lograr algo. También, un líder apreciado es magnánimo en la derrota, ante la admisión de culpa y solicitud de perdón.
Las grandes empresas privadas en Nicaragua poseen unos principios éticos inconsistentes con los del gobierno actual (no así algunos partidos políticos). Así no se puede convivir, y dicen: “solo porque sea legal no deja de ser falto de ética”. Esto es problemático. No debería haber diferencia entre lo ético y lo legal, pero la hay en todas partes, y es motivo de seria preocupación.
Necesitamos en nuestra nación (y en el mundo entero), una ética social y política sólida que gestione y facilite la convivencia en la sociedad que es muy diversa. Nadie debe estar encima de la ley y ésta debe ser elaborada con un alto estándar ético en el Congreso y aprobado por el Presidente. Todos tenemos los mismos derechos y obligaciones. Mientras no se cumpla un alto estándar ético en el sector político, institucional, social, empresarial no podremos dar nuestro máximo potencial como nación.
Recordemos que la arrogancia de los líderes es auto-destructiva, estén donde estén, sector público o privado. Para muchos significa la caída de su cargo en el poder. Creer que están por encima de la ley y mentir para escapar de responsabilidad y sus consecuencias no funciona. La arrogancia lleva a mentira. La humildad y decir la verdad es la medicina.
Albert Einstein decía que “no debemos hacer algo que vaya contra nuestra consciencia, aunque te lo demande el Estado”. No es aceptable la excusa que lo hice porque me lo mandaron, o porque todos los demás lo están haciendo. No conviene caer víctima de ningún estatus-quo y claudicar el poder personal. El líder debe mantener la mente abierta a los cambios y situaciones que enfrenta, aunque parezcan extremos. Además, debe poseer mucho coraje en aplicar todos los fundamentos de la ética que pregona con consideración hacia otros.
Un pensamiento sabio de Confucio dice:
· Lo esencial de un buen gobierno es: suficiente comida, suficientes armas para defenderse, y la confianza de la gente para convivir. Si forzado a entregar una de esas tres, entrega las armas. Si forzado a dar dos elementos, dar la comida, y por último la confianza de la gente pues sin esto último nada perdura.
· Toma y asume lo bueno y la gente será buena. La virtud de una buena persona es como el viento, y la de la persona mala la grama. Cuando sopla el viento la grama se dobla.
· El líder que demuestra rectitud en su carácter le irá bien con sus seguidores, aun cuando deje de dar instrucciones específicas.
Este pensamiento es válido hoy casi 2,300 años después. Y recordemos, Los líderes éticos son un imán para los demás, son necesarios para convivir en un propósito-ético común de nación. Si la guerra no ocupara las mentes y energía de nuestra gente, pudiéramos eliminar la pobreza en una generación y evitar la migración de nuestra juventud.
Carpe diem
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