124. La Sorna del Güegüense
- Alejandro Bolaños Davis
- 23 mar 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 17 abr 2023
Existe un orden inteligente de vida que está más allá de la comprensión humana.
Lo llamamos divino, cósmico, inteligencia natural, etcétera.
En este orden, la vida es una sola integrada, es más que la suma de las partes,
todo está interconectado y en interdependencia. Fritjof Capra
Esta observación que describiré, sucede con grupos participantes en el curso de cuerdas altas entre el canopy o baldaquín de grandes árboles de ceiba en El Laurel: Centro de Liderazgo y Transformación Cultural. Las alturas generan miedo en el ser humano.
A este patrón de comportamiento en particular lo llamaré «La Sorna del Güegüense» y funciona así:
Cuando algunos participantes al momento de hacer ciertas actividades difíciles en las alturas, se encuentran bajo presión, miedo, tensión, incertidumbre, nerviosismo, etcétera...
sus compañeros de grupo que están observando a cierta distancia, y supuestamente apoyando, tienden a reaccionar con risas, burla, rebane, irrespeto, apodos, sorna y hasta insultos, lo cual desconcierta, desconcentra y provoca fallas y errores a los que están ejecutando las actividades.
En la medida en que los que actúan cometen más errores, también aumenta la risa, la burla y el irrespeto de los que supuestamente «apoyan» de esta forma cometen más errores y sienten más temor, miedo, tensión, incertidumbre, nerviosismo, etcétera.
Este patrón de comportamiento se convierte en un círculo vicioso que refuerza en sí mismo la burla y el error.
Nuestra facilitación consiste en servir de espejo para ayudar a que las personas se descubran y decidan ciertos cambios de comportamiento para verdaderamente colaborar o apoyar en elevar la productividad del grupo o equipo de trabajo.
Por lo general, las personas descubren que este patrón o programa de comportamiento egoísta, individualista, de burla y error lo aprendieron desde niños, en las escuelas, el barrio, y se manifiesta consistentemente en las relaciones familiares y más aún en las empresas. Continuamente se oye la frase: «trabajamos como islas», no nos apoyamos, más bien «nos serruchamos el piso», «no sabemos trabajar en equipo», etcétera.
También descubren a «El Güegüense-Sabio»: Cuando algunos participantes al momento de hacer ciertas actividades difíciles se encuentran bajo presión, miedo, tensión, incertidumbre, nerviosismo, etc., los compañeros que están observando y apoyando le preguntan a los que están actuando ¿QUÉ NECESITAN?
Los que actúan piden lo que necesitan (motivación, silencio, consejos, etc.,) y los que apoyan responden a lo solicitado, por lo tanto, los que actúan logran concentrarse o encontrar las fuerzas para coordinarse y superar el obstáculo sin errores, esto eleva la confianza y la ejecutoria. Así, se reduce el miedo, temor, incertidumbre y el nerviosismo de los que realizan las actividades.
Este patrón de comportamiento se convierte en un círculo virtuoso que refuerza en sí mismo la comunicación madura, el apoyo y los resultados positivos. Esta adquisición de consciencia de cómo cada uno afecta e impacta el devenir del grupo provoca que haya mayor disposición o voluntad en realizar algún pequeño cambio de comportamiento que ayude a los demás, y así, luego otro y otros mas transformando los comportamientos del grupo casi de inmediato hacia un circulo virtuoso.
(Obviamente las personas en los grupos, con la guía del facilitador o coach, realizan que eso mismo hacen cuando están en el trabajo. Cada uno practica los mismos comportamientos en el trabajo que hizo durante la dinámica y sobre cómo impacta a los demás y la productividad del conjunto. Esta retroalimentación cala en la consciencia individual y colectiva.)
Luego, apoyándose todos, se establecen las estrategias de mejoramiento o cambio de cada uno, con indicadores sencillos y atinados de cumplimiento, y cómo se van a sostener entre ellos para tener éxito. El equipo como un todo también puede proponerse cambios a nivel colectivo, como un todo.
Este patrón de comunicación y comportamiento maduro, beneficioso para crear culturas de colaboración, es mucho más útil para el desarrollo de nuestro país. Es lo que necesitamos para mejorar nuestra productividad.
De esta manera descubrimos, aprendimos, y atendimos lo que llamamos la divertida «Sorna del Güegüense»
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